Callejón
En una ciudad sin nombre donde la delincuencia y la paz coexisten, se pueden apreciar cientos de callejones, pero en esta bella noche de luna llena hay uno que resalta en particular. A media noche una hermosa dama camina por uno de estos callejones con solo una bombilla que cuelga junto a una puerta sobre un basurero, el lugar es húmedo y sucio, no es lugar para una belleza que viste un esplendido vestido blanco con bordados dorados que se combina muy bien con su cabello dorado que llega hasta su cintura, este cabello ondulado brilla más que el mismo vestido.
Ella camina por este callejón sola y sin preocuparse por la suciedad o las moscas que parecen apartarse para darle espacio.
"Pero que tenemos aquí, es algo tarde para andar sola. Que pasaría si te encuentras con alguien como yo y te pasa algo"
La mujer sonrió y volteó hacia la sombra que creaba el basurero.
"Robert. Aunque es maravilloso jugar contigo, necesito salir de este sucio lugar, ¿trajiste lo que te encargué?" respondió con tono coqueto y una sonrisa que enamora.
"Esa sonrisa" dijo suspirando "esa sonrisa que podría destruir a cualquier hombre" dijo la voz de nuevo mientras de la sombra parecía formarse una silueta humana.
"No me dijiste que iba a estar tan protegido, casi muero ahí. ¿Cómo planeas compensarme por casi asesinarme?" bromeó la silueta mientras terminaba de formarse, era un hombre guapo de cabello café con una cicatriz en su rostro que parecía hacerlo más atractivo.
"No pensé que fuera necesario explicarte como hacer tu trabajo, pero alégrate, no me fallaste" agregó la mujer.
"¿Dices que no importa si moría mientras no fallara?" bromeó Robert.
"Digo que si me fallabas ni la muerte te hubiera salvado de mi"
Ambos hablaron mirándose a los ojos, parecía haber una extraña luz en los ojos de ambos.
"Pero bueno, lo logré así que no importa. Pero te saldrá caro esta compra" bromeó el hombre, "pero te lo doy gratis si me das una noche contigo"
La mujer solo continuó sonriendo y le entregó una pequeña botella que tomó de algún lugar.
"Es una oferta tentadora, pero solo vine a hacer negocios esta noche. En otra ocasión o lugar lo pensaré" replicó mientras le pedía su compra al hombre.
El hombre solo tomó la botella con una expresión entre triste y complacido, y le entregó una caja que sacó de su mochila. La caja estaba cubierta por una vieja tela que estaba muy dañada y con arañazos que la atravesaron dañando la caja de madera en su interior.
Los ojos de la mujer brillaron al tener la caja en sus manos, iba a dar el trato por finalizado y retirarse cuando escuchó al hombre decir.
"El lugar al que me pediste entrar era sagrado, por eso no podías entrar supongo" añadió el hombre con voz indiferente mientras encendía un cigarro que tomó de su chaqueta, la mujer se detuvo en el lugar teniendo a Robert detrás de ella.
"Esa caja contiene algo muy peligroso al parecerno terminé en este trabajo gracias a mi inteligencia, pero no hace falta ser un genio para saber que ese objeto no debería caer en manos de nadie, los monjes que lo protegían eran muy fuertes y me dieron muchos problemas, pero justo antes de morir me miraron con ojos suplicantes"
"¿Rogaron por su vida?" sugirió la mujer.
"No, me rogaron que no me llevara esa caja, parecían más asustados de la caja que de morir"
La mujer volteó y el cigarro de Robert se apagó en ese momento.
"¿Es arrepentimiento esto? me pare que era mejor empezar por ahí" el brillo en los ojos de la mujer desapareció dejando un abismo infinito.
"No, era un trabajo y lo completé, es solo que..."
En ese momento se escuchó una puerta abriéndose y un hombre de unos 40 años salió con una bolsa de basura en cada mano, pero se detuvo al ver a la pareja y sentir el extraño ambiente.
La mujer lo miró y caminó hacia al hombre mayor mirándolo a los ojos, tomó su cabeza con dulzura con sus dos manos y comenzó a acercarla a la suya. El hombre no pudo moverse en presencia de esta mujer de belleza sin igual y comenzó a moverse cuando sus labios estuvieron a punto de tocarse. Una luz comenzó a salir de la boca del hombre y a entrar en la mujer.
Robert volteó hacia la pared y tapó con su mano la escena frente a el mientras murmuraba "Nunca podré acostumbrarme a esto".
Momentos después se escuchó un fuerte golpe y el hombre con las bolsas de basura estaba en el suelo sin moverse. La mujer miró de nuevo a Robert y este también la miró.
"Disculpa la inoportuna interrupción, continúa".
"Sabes que al consejo no le gusta que dañemos a las personas" añadió Robert "te perseguirán si descubren esto".
La hombre pareció no entender lo que esto implicaba, pero la mujer solo le dio una hermosa sonrisa.
"El consejo me perseguirá, pero no por lo que hice" exclamó con indiferencia "sino por lo que haré"
Robert pensó sobre lo que hizo y si podría haber realizado algo muy malo para el mundo.
"No te preocupes" afirmó la mujer "no hubiera cambiado nada aunque no aceptaras el trabajo"
La mujer al terminar comenzó a caminar para irse del callejón pero se detuvo a medio camino y dijo a Robert.
"Me agradas Robert, sal de la ciudad antes del amanecer y si cuando todo termine sigues con vida podemos ir a tomar algo y tal vez tengas suerte con lo que me pediste" con esa frase el callejón regreso al silencio como si no hubiera ocurrido nada, solo un hombre durmiendo junto a unas bolsas de basura.
Ella camina por este callejón sola y sin preocuparse por la suciedad o las moscas que parecen apartarse para darle espacio.
"Pero que tenemos aquí, es algo tarde para andar sola. Que pasaría si te encuentras con alguien como yo y te pasa algo"
La mujer sonrió y volteó hacia la sombra que creaba el basurero.
"Robert. Aunque es maravilloso jugar contigo, necesito salir de este sucio lugar, ¿trajiste lo que te encargué?" respondió con tono coqueto y una sonrisa que enamora.
"Esa sonrisa" dijo suspirando "esa sonrisa que podría destruir a cualquier hombre" dijo la voz de nuevo mientras de la sombra parecía formarse una silueta humana.
"No me dijiste que iba a estar tan protegido, casi muero ahí. ¿Cómo planeas compensarme por casi asesinarme?" bromeó la silueta mientras terminaba de formarse, era un hombre guapo de cabello café con una cicatriz en su rostro que parecía hacerlo más atractivo.
"No pensé que fuera necesario explicarte como hacer tu trabajo, pero alégrate, no me fallaste" agregó la mujer.
"¿Dices que no importa si moría mientras no fallara?" bromeó Robert.
"Digo que si me fallabas ni la muerte te hubiera salvado de mi"
Ambos hablaron mirándose a los ojos, parecía haber una extraña luz en los ojos de ambos.
"Pero bueno, lo logré así que no importa. Pero te saldrá caro esta compra" bromeó el hombre, "pero te lo doy gratis si me das una noche contigo"
La mujer solo continuó sonriendo y le entregó una pequeña botella que tomó de algún lugar.
"Es una oferta tentadora, pero solo vine a hacer negocios esta noche. En otra ocasión o lugar lo pensaré" replicó mientras le pedía su compra al hombre.
El hombre solo tomó la botella con una expresión entre triste y complacido, y le entregó una caja que sacó de su mochila. La caja estaba cubierta por una vieja tela que estaba muy dañada y con arañazos que la atravesaron dañando la caja de madera en su interior.
Los ojos de la mujer brillaron al tener la caja en sus manos, iba a dar el trato por finalizado y retirarse cuando escuchó al hombre decir.
"El lugar al que me pediste entrar era sagrado, por eso no podías entrar supongo" añadió el hombre con voz indiferente mientras encendía un cigarro que tomó de su chaqueta, la mujer se detuvo en el lugar teniendo a Robert detrás de ella.
"Esa caja contiene algo muy peligroso al parecerno terminé en este trabajo gracias a mi inteligencia, pero no hace falta ser un genio para saber que ese objeto no debería caer en manos de nadie, los monjes que lo protegían eran muy fuertes y me dieron muchos problemas, pero justo antes de morir me miraron con ojos suplicantes"
"¿Rogaron por su vida?" sugirió la mujer.
"No, me rogaron que no me llevara esa caja, parecían más asustados de la caja que de morir"
La mujer volteó y el cigarro de Robert se apagó en ese momento.
"¿Es arrepentimiento esto? me pare que era mejor empezar por ahí" el brillo en los ojos de la mujer desapareció dejando un abismo infinito.
"No, era un trabajo y lo completé, es solo que..."
En ese momento se escuchó una puerta abriéndose y un hombre de unos 40 años salió con una bolsa de basura en cada mano, pero se detuvo al ver a la pareja y sentir el extraño ambiente.
La mujer lo miró y caminó hacia al hombre mayor mirándolo a los ojos, tomó su cabeza con dulzura con sus dos manos y comenzó a acercarla a la suya. El hombre no pudo moverse en presencia de esta mujer de belleza sin igual y comenzó a moverse cuando sus labios estuvieron a punto de tocarse. Una luz comenzó a salir de la boca del hombre y a entrar en la mujer.
Robert volteó hacia la pared y tapó con su mano la escena frente a el mientras murmuraba "Nunca podré acostumbrarme a esto".
Momentos después se escuchó un fuerte golpe y el hombre con las bolsas de basura estaba en el suelo sin moverse. La mujer miró de nuevo a Robert y este también la miró.
"Disculpa la inoportuna interrupción, continúa".
"Sabes que al consejo no le gusta que dañemos a las personas" añadió Robert "te perseguirán si descubren esto".
La hombre pareció no entender lo que esto implicaba, pero la mujer solo le dio una hermosa sonrisa.
"El consejo me perseguirá, pero no por lo que hice" exclamó con indiferencia "sino por lo que haré"
Robert pensó sobre lo que hizo y si podría haber realizado algo muy malo para el mundo.
"No te preocupes" afirmó la mujer "no hubiera cambiado nada aunque no aceptaras el trabajo"
La mujer al terminar comenzó a caminar para irse del callejón pero se detuvo a medio camino y dijo a Robert.
"Me agradas Robert, sal de la ciudad antes del amanecer y si cuando todo termine sigues con vida podemos ir a tomar algo y tal vez tengas suerte con lo que me pediste" con esa frase el callejón regreso al silencio como si no hubiera ocurrido nada, solo un hombre durmiendo junto a unas bolsas de basura.
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